Wednesday, January 07, 2009

Señor Blanco

Hola, Señor Blanco, mi nombre es Fausto y usualmente levanto las manos. Espero se encuentre muy bien. Me dice –hola- me pregunta - como estas?- le chilla la silla señor blanco!, levántese por favor, déjeme levantarle las manos de un jalón. Ande, corra, vuele, mire hacia el cielo, cuídese con la luna, haga patitos en el agua señor blanco, no importa ya, de veras que no, el perdona todo. El dice, “Dice” que lo sabe todo.


Hola de nuevo señor blanco mi nombre es Fausto y lo que mas me gusta hacer es mirar al cielo levantando las manos. Espero se encuentre re-bien, hola- me dijo - como estas- me pregunto Ud., recuerda? Me quejo de los sonidos de su silla al estar Ud. sentado en ella,
luces pequeñitas están crujiendo todas hay dentro, me molestaron malamente en ese momento, levantémonos de la silla por favor, “ya no importa!” digo yo. El perdona, udd lamenta, todos lloramos. Déjeme levantarle las manos mientras Ud. ve el cielo, mire agarrase de la luna, no tenga miedo que yo estoy con Ud. Los crujidos ni los patitos nos haran nada.


Hola Señor blanco! en mi casa me dicen Fausto y de veras que me gusta levantar las manos. Creo que por azar pasan cosas en la vida, uno un día se levanta creyendo que tiene un sol por descubrir y uno a veces se levanta simplemente harto del amanecer, Ud. me diría, “hola, como estas?” Y yo le sonreiría porque pues la voz y por consecuencia las palabras habladas ya estarían de mas, la tarea continuaría yo le tomaría sus codos y le hablaría por los ojos señor blanco para así seguir con el guión de las películas que tanto le gustan, de los abrazos que tanto disfruta, Textos, argumentos, líneas y abrazos se darían, mientras yo con la fuerza de la voluntad le levantaría los brazos, Ud. ya amigo de la luna seria, acompañándose y cuidándose señor blanco.
Como le va Señor Blanco, la mayoría de la gente me dice Fausto y eso que dicen que me gusta levantar los brazos mirando al cielo es bien cierto. Lo que dicen los periódicos de su pueblo es verdad; me molestaron ciertas cosas en ese momento, como los chillidos de la silla ó la escasees de ganas de levantar sus brazos, pero eit! Nos levantamos de la silla! recuerda? Y el perdón tomo forma, ya las luces se prendían y apagaban al mismo tiempo, no se si voy o vengo pero con Ud. eso ya no importa, por que con Ud. señor blanco eso de los crujidos, eso de los sonidos, eso de los chillidos ya no importa.
Lo amo señor blanco.
Atte. Fausto.

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